lunes, 4 de enero de 2010

Recuerdos

Uno de los recuerdos mas impactantes que recuerdo es cuando se lo tuve que decir a mi hermana. Fue muy al principio de saberlo yo. Las únicas personas que sabían que yo padecía esta enfermedad eran mis padres y mi pareja. En esos momentos aun no me hacía a la idea de nada...
Una tarde estaba en casa de mis padres con mi hermana y me vino un ataque muy fuerte. Como pude fui a tumbarme en una de las camas. Me tenía que tomar un tranquilizante pero estaban en el bolso y yo no podía moverme de la cama. Por suerte tenia el móvil en el bolsillo del pantalón. Lo saqué y llamé a mi hermana por teléfono. Le dije que me trajera el bolso que no me encontraba bien. Cuando llegó en la habitación donde yo me encontraba y me vio en ese estado no supo que pensar. Fue entonces que le dije que estaba enferma, que me habían diagnosticado parkinsonismo juvenil. Me dio las pastillas y se fue. Cuando me puede levantar que ya me encontraba mejor fui en su búsqueda. LA encontré encerrada en otra habitación llorando y al verla así, yo también me puse a llorar. No pude evitarlo, me dolía ver a mi hermana llorando por mi. Mi hermana es tres años menor que yo y a pesar de todo lo que hemos pasado juntos la quiero con locura. Envidio su vida, pero la envidia no siempre es mala ya que me alegro muchísimo de tener una hermana como ella y de que las cosas le vaya bien.
Aun ahora, cuando pienso en ese momento, lloro.

3 comentarios:

  1. Hola.

    No sabes el gusto que me da el poder leer tus líneas, habla de la fortaleza de tu alma, que a partir de ahora no te abandonará y te permitirá vencer esta lucha continua con esta enfermedad.
    Cuenta conmigo como un apoyo lejano pero incondicional.

    Janet

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  2. Anna.
    Las enfermedades nos rodean, eso es algo inevitable.
    Soy Floren. Ayer hablamos.
    Sabes de mi que soy fotógrafo, publicista, diseñador... También soy quiromasajista, hago Reiki y Shiatshu. Junto a mi siempre hay personas enfermas, jóvenes también como tú, y he de tratar con ellas.
    Hace años, a mi madre se le diagnóstico Parkison; murió hace poco de un ictus tras haber dejado atrás una vida de increíble tesón y esfuerzo; ella irradiaba -y por tanto la contagiaba- una inusitada vitalidad. Era un ser especialmente hermoso, impregnado de miel que a día de hoy, todavía saboreo besando sus cosas.
    Debido a esa enfermedad, mi padre creo una Asociación y durante años fue su Presidente; hoy atiende a casi 100 usuarios. Él, mi padre, también murió de una caída poco antes que mi madre. Entre su legado, se le otorgó un premio a la Humanidad, porque su bondad era mirada de atención de todo el mundo. Era un poeta de la vida que hoy escribe sus versos junto a Dios.
    Todo esto te lo cuento, querida Anna, porque conozco la enfermedad de Parkinson ya que la he vivido desde dentro. Pero no me quedé ahí como un simple observador ya que colaboro con esta asociación, también llevo desde hace 14 años, un centro de ocio de niños discapacitados a los que dedico todos los fines de semana; pertenezco a la junta direciva de la Asociación de Alzheimer, colaboro con Caritas, y pertenezco a un grupo de prevención de drogas y alcohol para menores. Escribo en dos periódicos y mis artículos están destinados a la concienciación social ante tantas cosas que nos ocurren. Me muevo mucho. Pero luego, por mi trabajo de masajista, atiendo a personas con problemas de toda índole, la mayoría de ellos emocionales que finalmente han repercutido en su estado físico. Es decir, que nuestra disposición ante lo que nos ocurre, determina -en un grado muy alto- nuestro posterior bienestar.
    Trabajo con un programa que se llama: "Cuerpo, mente y espíritu" como trinomio de algo global que nos lleva a querer continuar, a luchar siempre. Conozco muchísimos casos y, por supuesto, algunos de ellos de máxima gravedad, pero a ninguna de estas personas les he permitido nunca que se rindiesen y de hecho, nunca se han rendido: han vencido! y lo han conseguido sólo por actitud.
    Todos, querida amiga, tenemos problemas; yo mismo he estado hospitalizado a punto de morir; he tenido varias enfermedades, 24 fracturas en diferentes accidentes, secuelas de por vida y algunas cosas más que ya se me han convertido en crónicas. Tuve a un hijo a punto de morir, y por segundos, conseguí salvarlo ¡ahora me ha dado una nietecita de 4 meses! y pesé a todas las cosas que hay en la vida, nuestras enfermedades, nuestras penurias, nuestras tristezas y sufrimientos, yo, cada mañana a la hora de vestirme, lo primero que me pongo es la sonrisa, y con ella saludo a la misma vida y al mundo entero, porque tengo "esa actitud", tengo el "deber de hacer" porque hay mucha gente que me necesita, y tengo la obligación de continuar porque me siento amado, seguro, que al igual que tú.
    Recibe de mi parte el abrazo perpetuo.
    Floren.

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  3. Es duro de aceptarlo, pero nuestras fuerzas cuando se agotan florecen con nuevo brillo desde el corazón y el cariño de quienes nos rodean.

    Tal vez lo consideres extraño, pero cuando me diagnosticaron me senti en paz debido a que descubria por fin que no era mi culpa en mi caso todos me culpaban, creian que lo hacia a propósito, se burlaban incluso mi familia, por eso saber que estaba enfermo fué un alivio, ahora lo complicado para mí es vivir cada día, eso es lo más difícil, adaptarme y que quienes me rodean lo hagan conmigo.

    me alegra haber encontrado a alguien con quien compartir esto.

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